miércoles, 13 de octubre de 2010

Hablemos de Civismo

Mirando en televisión el rescate de los mineros chilenos pienso que podemos hablar de civismo y un poquito de bondad.  Durante estos dos meses y medio,  el mundo ha posado sus ojos en la situación de un grupo de hombres que quedó atrapado a cientos de metros bajo tierra debido al colapso de una mina en Chile.  Aunque separados por las distancias,  miles de personas unieron sus oraciones para que la odisea terminara con bien y hoy vemos como las oraciones son contestadas con el éxito del rescate.

¡Cuántos retos este grupo de rescatistas se vio obligado a enfrentar para poder liberar a estos hombres de su prisión!  Una tarea que parecía casi imposible se hizo realidad por la perseverancia y un alto grado de civismo.

¡Cuánto compromiso con la propia vida y con la de los demás requirió el grupo de mineros para soportar tan dura prueba!  ¡Qué maravilla cuando seres humanos ordinarios se convierten en seres extraordinarios cuando median circunstancias extraordinarias y permean sus valores!

El civismo es demostrar que te importa lo que ocurre a tu alrededor, requiere que te preocupes por los demás y luches por su bienestar.  El civismo incluye es ser solidario con tu comunidad y cooperar para la solución de los problemas.  El civismo envuelve obedecer las leyes,  proteger el ambiente y respetar la autoridad.  El civismo también se trata de compartir y luchar por el beneficio de todos por encima de las necesidades individuales.

Si pensamos en todo el esfuerzo del grupo de personas que cooperó con el rescate,  en el envolvimiento de muchos países que entregaron recursos al servicio de la tarea y la unión de un mundo entero orando por un final felíz,  me parece que el civismo se manifestó de manera extraordinaria.  No hay mejor ejemplo que la unión de voluntades para lograr el éxito y salvar la vida de aquellos que lo necesitaban.

Además,  el civismo estuvo presente desde el primer día del derrumbe,  vivo entre los mineros atrapados.  Es sorprendente saber que algo tan simple como compartir los mantuvo con vida desde el principio.  Ese profundo sentido de comunidad que permitió que provisiones para un par de días rindieran para dos semanas.  El civismo estaba presente cuando lograron crear una comunidad de orden en donde juntos colaboraban para su propio rescate.  Esa es la clave de la supervivencia.

Entonces el civismo va más allá de meramente portarme bien y seguir las reglas.  El civismo crece y se multiplica convirtiéndose en la fuerza poderosa que puede servir de motor para mantener una óptima calidad de vida.  Ser fiel a nuestros valores trascienden nuestro propio ser y se convierte en la fuerza que nos mantiene vivos y unidos.

Espero que todos/as puedan reflexionar en la cadena de milagros que trajo este reto a un felíz término y que en cada día de sus vidas brille la misma luz que alumbró y llevó al éxito tan monumental tarea.


Image: Salvatore Vuono / FreeDigitalPhotos.net

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