Durante este año escolar, la escuela estará implementando un proyecto conocido como "Tus Valores Cuentan". En términos generales, el proyecto tiene el objetivo promover el desarrollo de los valores en toda la comunidad escolar. Más adelante, en la nueva y rediseñada página principal de la escuela encontrarás mucha información sobre el mismo.
Pero en esta oportunidad quiero reflexionar un poco sobre el valor de la honestidad. Yo me pregunto qué harías si visitas una tienda y en el momento de pagar te das cuenta de que no se ha registrado un producto y tu compra es veinte dólares más barata de lo que debería ser. La mayor parte de las personas pagan y se van felices porque gracias a un error han ahorrado bastante dinero.
Pues esto me pasó a mi el sábado. El producto era un medicamento y al cobrarlo no se registró. Inmediatamente nos dimos cuenta del error. Debo admitir que, por un momento, vacilé y pensé no decir nada. Sin embargo, algo en mi interior me motivó a informar de el error a la cajera. Ella repasó la compra e intentó cobrar nuevamente el producto, pero no se registraba. Tardamos un rato en lo que se aclaraba el asunto.
Finalmente, descubrimos que el producto no se registró porque la farmacia cuenta con un sistema de seguridad que evita la venta de productos que por alguna razón deben recogerse. Resulta que el medicamento en cuestión no debía venderse puesto que, por un error del fabricante, existía la posibilidad de que estuviese contaminado. Naturalmente desistimos de comprar la medicina. Y los empleados retiraron todos los medicamentos de la góndola inmediatamente.
Finalmente, descubrimos que el producto no se registró porque la farmacia cuenta con un sistema de seguridad que evita la venta de productos que por alguna razón deben recogerse. Resulta que el medicamento en cuestión no debía venderse puesto que, por un error del fabricante, existía la posibilidad de que estuviese contaminado. Naturalmente desistimos de comprar la medicina. Y los empleados retiraron todos los medicamentos de la góndola inmediatamente.
El medicamento era para mi hija pequeña. Si hubiésemos querido pasarnos de listos, nos hubiésemos ahorrado los veinte dólares, pero hoy, en lugar de estar escribiendo en esta página pudiera estar el en hospital con mi niña, posiblemente intoxicada, si tener idea de qué era lo que pasaba y con la angustia más terrible que cualquier padre pudiera sentir.
Para todos aquellos que se frustran pensando que los que fallan en ser honestos son los que siempre salen mejor deben reflexionar en esta historia. La honestidad no tienen precio y la recompensa de ser honesto es mucho más grande de lo que suponemos y puede llegar de la manera más inesperada.
Bonita historia. El bien con bien se devuelve.
ResponderBorrarLa reconozco. Soy maestra de una escuela en Luquillo.
Saludos. Gracias por su comentario. Bienvenida a nuestra página.
BorrarMuy linda iniciativa...sigan adelante. Solo así hacemos y dejamos un Puerto Rico mejor.....Dios les bendice.
ResponderBorrarProf. Miguel Tejera
Conferenciante Motivacional
www.migueltejera.com
Muchas gracias por sus comentarios. Bienvenido a nuestra página y espero que nos siga acompañando.
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